Octubre ha sido convulso. Una montaña rusa de emociones, para ser milimétricamente más precisos.
Empezó
con un fin de semana intenso, en el que recorrí junto a un grupo de
amigos venezolanos, un total de casi 2000 millas para ejercer nuestro
derecho al voto. Fueron unas horas de muchas emociones. Sentíamos que íbamos en una empresa épica, paladines sin espada a rescatar a nuetro
país desde la distancia. Y no éramos los únicos. Nos sorprendimos al
descubrir que la Interestatal 95 en la Florida estaba tomada por
venezolanos que, como
nosotros y a pesar de las complicaciones que el gobierno había querido
imponernos, seguíamos comprometidos con nuestro país. Pero además, en
esas horas encerrados entre las paredes de un carro estrechamos lazos de
amistad, viajamos en el tiempo, nos reímos hasta el cansancio.
No
hace falta contarles que el desenlace no fue precisamente el que
esperamos. La desilusión al conocer los resultados se posó sobre nuestra
van de alquiler. Por un buen rato, se hizo el silencio. Lloramos de
rabia e impotencia. Pero luego se produjo un efecto inesperado. Una
sensación colectiva de esperanza y solidaridad, la maravilla de
experimentar cómo el dolor compartido se hace más llevadero. Al llegar,
de regreso a nuestros hogares, nos
quedamos con eso. Con ese sabor a esperanza y el recuerdo de un Bourbon
Street vestido de amarillo, azul y rojo.
Pero V es una guerrera y su sonrisa nunca se desdibuja de su rostro. Por ella se juntaron más de 60 personas una soleada mañana de octubre a caminar o correr 5 kms. (¡y que sorpresa tan maravillosa al verla aparecerse allí!). Lo que en principio surgió como una modesta idea, esperando 10 personas inscritas y $500 de meta de recaudación, terminó desbordándose en más de 60 personas inscritas y casi $8.500 de recaudación (todavía es posible donar para la Fundación, se deseas hacerlo, solo tienes que pulsar aquí). Y lo más importante, una energía maravillosa, la certeza de una recuperación inminente y la solidaridad y el amor para con V y su familia. Una ocasión realmente especial.
Los personajes son de lo más variopintos. Pude ver desde a Niel Amstrong hasta a Michelle Obama. Desde Willian Shakespeare hasta la princesa Kate. S. se decidió por Cleopatra. Después de dos meses me parece que sabe más de lo que cualquier niño de su edad debería saber sobre la seductora reina del Nilo. ¡Pero como lo ha disfrutado! (y nosotros con ella). Eso sí, ese día quedó sin voz. Cuando la fui a recoger en la tarde no podía ni ofrecer respuestas monosilábicas. Se durmió en el carro, con su maquillaje, sus adornos para el cabello y su velo azul. Y después de una siesta reponedora de media hora, ¡estaba lista para irse a pedir caramelos con su inseparable amiga R!
Mientras por acá andábamos en todas esas lides, mis divinos compañeros de La Vuelta al Mundo, dirigidos por Jackie, nuestra hada madrina, andaban capturando manos... Yo no tuve mucho tiempo de hacer fotos este mes, hice sólo una y compartí dos de archivo (qué horror!!!). Pero los chicos de LVM se botaron con una participación desbordante y una creatividad inusitada. ¡No se pierdan el mural y la cadena (de manos) que Jackie publica pronto en su blog!