Comparto con un grupo de amigas de la universidad, un confortable y acogedor espacio donde la conversación es franca, las risas, seguras, y el soporte, garantizado. Aun doblemente distanciadas por los años y las millas, reconectamos tanto y más que en los pasillos de la UCAB, como si todo lo que nos había separado durante este tiempo perteneciera a un paréntesis, y no fuera más que una pausa para ampliar la gama de temas de conversación. Vemos crecer a nuestros hijos y compartimos experiencias, situaciones y consejos, sin competencias ni prejuicios, como si el destino nunca nos hubiera puesto en caminos tan disímiles.
Pero nos puso. Salimos de las aulas del quinto piso y nos desperdigamos por el mundo. Cada una tomó su camino. Nos casamos, divorciamos o arrejuntamos. Conseguimos oficios muy diversos en los que fuimos o somos más o menos exitosas. Tuvimos hijos o estamos por tenerlos. Y allí nos reencontramos. Como el primer día de clases hace mas de 15 años, cuando no éramos más que un policromático grupo de individuos movidos por un interés común, llegamos sin reservas, y con el ánimo bien dispuesto de nutrirnos y de nutrir. Conseguimos este pedacito de espacio intangible en la red, allí nos instalamos y lo convertimos en la mesa de un café, siempre reservada para nosotras, donde sentarnos a conversar y a tomarnos un vinito mientras los niños juegan. Esta ronda va por mi cuenta. ¡Salud, muchachas!
Pero nos puso. Salimos de las aulas del quinto piso y nos desperdigamos por el mundo. Cada una tomó su camino. Nos casamos, divorciamos o arrejuntamos. Conseguimos oficios muy diversos en los que fuimos o somos más o menos exitosas. Tuvimos hijos o estamos por tenerlos. Y allí nos reencontramos. Como el primer día de clases hace mas de 15 años, cuando no éramos más que un policromático grupo de individuos movidos por un interés común, llegamos sin reservas, y con el ánimo bien dispuesto de nutrirnos y de nutrir. Conseguimos este pedacito de espacio intangible en la red, allí nos instalamos y lo convertimos en la mesa de un café, siempre reservada para nosotras, donde sentarnos a conversar y a tomarnos un vinito mientras los niños juegan. Esta ronda va por mi cuenta. ¡Salud, muchachas!
1 comment:
Salud!! vane, qué lindo... besitos leídos y olé
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