Sunday, March 21, 2010

Mi historia con Stieg Larsson – o la confesión de una adicción literaria



Ayer terminé de leer el tercer libro de la trilogía Millenium, del autor sueco Stieg Larsson. Lo cerré con satisfacción y nostalgia al mismo tiempo, con esa sensación agridulce del graduando al momento de recibir su diploma. La reina en el palacio de las corrientes de aire sigue descansando en mi mesita de noche, no me atrevo aún a ubicarla en la biblioteca.

Mi amiga Clau y yo solemos recomendarnos lecturas. En diciembre le sugerí a J., su esposo, que le regalara las novelas de Carlos Ruiz Zafón. A cambio, ella me recomendó a Larsson. Hasta entonces, no había oído hablar de él, ni del final trágico de su vida que no le permitiera disfrutar del impacto mundial de su obra, ni de ninguno de sus libros (debo reconocerlo, soy una traductora que no se siente del todo cómoda leyendo traducciones).

Aproveché el cierre de la librería Waldenbooks para hacerme con Los hombres que no amaban a las mujeres (¡sí, en español!) a un precio irrisorio y sin la mayor expectativa. Me lo devoré. Mejor dicho, él me devoró a mí. Sus personajes principales, Mikael y Lisbeth, se instalaron en mi cerebro, termo de café en mano, tal y como les gusta, como una sustancia adictiva.

La primera novela tiene un final extraño. No pienso contar la historia ni arruinarle la sorpresa a nadie, pero el hecho es que, si bien el conflicto principal se resuelve, muchos cabos quedan sueltos. Como entrega inaugural de una trilogía, culmina in media res. Así que literalmente, me tocó salir corriendo a la librería más cercana a implorar por el segundo.

No conté con la misma suerte esa vez. La chica de atención al cliente me informó que Barnes & Noble no tenía el segundo volumen en español. Podía haber recurrido al internet, al comodín de “llame un amigo”, ordenarlo en la biblioteca pública (¡viva el desarrollo!) o quién sabe qué otra solución. Imposible. Tenía que saber, y tenía que ser YA. Así que compré The girl who played with fire (otro idioma, otro traductor a quien acostumbrase, yack!).

A punto de terminar el segundo volumen ya había aprendido mi lección. Tenía que ubicar el tercero con antelación. Llamé a la librería más cercana y pregunté si lo tenían. Solícito, mi interlocutor me informó que el libro en cuestión aún no estaba a la venta. Fecha de publicación en Estados Unidos: Mayo 23. ¿Qué???? No lo podía creer.

Distribuí lo mejor que pude las páginas por leer del segundo volumen. Entre tanto, averigüé que, para mi sorpresa e indignación, el libro había salido en medio mundo menos en Estados Unidos. Contacté frustrada a mi amiga Clau, pues a fin de cuentas, era ella quien me había metido en esto… Me dijo que en Colombia estaba disponible y que me lo podía enviar. La opción era tentadora pero costosa. No la rechacé de plano pero preferí probar otras vías.

Por esos días mi mamá viajó a mi ciudad natal. Le pedí el favor a mi gran amiga N. –quien vive en Puerto Ordaz– que me averiguara si se podía conseguir en Venezuela. No sólo lo averiguó sino que me lo compró de regalo de cumpleaños y se lo envió a mi mamá junto a un paquete con las últimas revistas que ha publicado para que me diera banquete (¡y todavía me lo estoy dando!).

Recibí La reina en el palacio de las corrientes de aire (¡español otra vez!) como quien recibe una joya. Al ojearlo casi se me salían las lágrimas. Lo bueno se hace esperar.

Más de dos mil páginas después, dos meses intensos y todo este periplo a lo largo de tres países, llegar a la última línea de la trilogía Millenium no me resulta tarea fácil. Sospecho que el proceso de desintoxicación será arduo y doloroso.

La magia de la literatura. Se nos mete en las venas y se nos hace indispensable ¡Gracias, Stieg!... Pero, y ahora, ¿qué?

2 comments:

mc said...

Me recuerdas a mi mama, que casi se deprime cuando termino el ultimo libro. Lo iba leyendo despaciiito para que no se terminara. A veces me llamaba y me decia "nuestra Lisbeth esta en problemas otra vez!" Asi tal cual, "nuestra Lisbeth". Yo solo me he leido el primero y me ocurrio igual que a todo el mundo. Me enganche.
Que leer ahora? Bueno, hay un autor tambien sueco de novelas de detectives, se llama Henning Mankell, cuenta las aventuras del Inspector Wallander, quien no es tan cool como los personajes de Larsson, pero a mi me encanta!!
Miles de abrazos

Carolina González Arias said...

Me has dejado curiosa con esa trilogía. Confieso que no había escuchado de ella. Mira lo que es el planeta tierra, pequeñiiiito,yo también soy de Venezuela...y aún vivo aquí :(
Voy a averigüar ya sobre esos libros. Estoy intrigada.