Junio ha sido intenso, física y emocionalmente hablando. S. se decidió a crecer de un sopetón y yo voy digiriéndolo poco a poco.
Se adueñó del escenario en el show de fin de año de la academia de baile, transfigurándose en diferentes personajes según el género que estuviera bailando, sin mostrar miedo o ansiedad.
Pese a pasearse por estilos más clásicos, no cabe duda que lo suyo es el hip hop, que le sale con una naturalidad y una actitud que no sé de quién habrá heredado. Pero el momento más emotivo fue sin duda verla bailar con el Chino, quien se sobrepuso a toda una vida de considerarse un mal bailarín para disfrutar de un momento único de camaradería y compenetración con su hija. Un recuerdo para tener dobladito en la mesita de noche y sacarlo con cuidado para calentar el espíritu en días más fríos.
Luego vino el octavo cumpleaños, una nueva reafirmación de todo lo que ha crecido. Decidió que no habría fiesta, sino que deseaba pasar el día con nosotros y dos amigas en Islands of Adventures, uno de los parques temáticos de Orlando. Con pijamada incluida, mucho canto, muchos juegos, mucha risa y toneladas de diversión, creo que fue la mejor decisión que hubiera podido tomar.
Así, el verano ha arrancado intenso y feliz. Saboreo el día a día y agradezco la bendición de esa pequeña artista que va creciendo a un ritmo inusitado en la habitación de al lado. Porque a su lado, cada día es una caja de maravillosas sorpresas!
S. sus BFFs y su madrina-tía en Island of Adventures (clic en la foto para ver en grande)
2 comments:
¡Que bonito! como dices un recuerdo para guardar con mucho mimo.
Feliz Cumpleannos S!!
Vane, me encanto eso del recuerdo dobladito!
Que cool tu Chino!
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