Hace un
tiempo, alguien me dijo que el 2012 sería un año de cambios. Y no hablaba de
los trágicos desenlaces que los profetas del desastre se empeñan en vaticinar a
partir de aquellas lejanas predicciones mayas. Hablaba del fin de un ciclo, que
traería consigo transformaciones inminentes. Transformaciones conscientes o inconscientes,
algunas de ellas obligadas, otras asumidas. Portal entre el cierre y lo
novedoso, reforzaría la potencialidad de lo que podemos llegar ser. Para bien o
para mal.
Sacudones
al ego. Enjuagues a la vanidad. Resquebrajamientos de verdades asumidas como
inmutables. Invitaciones a la reflexión. Rupturas de círculos viciosos
motivadas por la enfermedad o la calamidad. Renovaciones. Transformaciones. Toques de
fondo. Escrutinios al entramado de la
conciencia individual y colectiva. Evaluaciones. Reevaluaciones. Indagaciones
espirituales, materiales, sensoriales. Revisiones de la especie como un uno
parte de un todo. Apertura o cierre, según el ojo de quien lo vea. Nacimiento o
muerte. Reinvención.
Así he
estado. Redescubriéndome y reinventándome, y presenciando cómo los demás lo
hacen a su vez, en éste tan vilipendiado 2012. Quiero volver. Lo intento. Sean
ustedes mis testigos y estas palabras mi declaración formal.
1 comment:
Y tu testigos de los mios...te quiero mucho
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